11 de octubre de 2010

Pasó el Festival Bajo la Sombra del Árbol


"Está buena esta movida, pero si no bailan, el mundo no gira." El que suelta la arenga no es otro que Dante Spinetta. Su invitación tiene un fin: que el público se involucre con su propuesta que cruza el hip- hop con expresiones de un imaginario barrio de América latina, ubicado en alguna parte entre Buenos Aires y México. Y tiene razón Dante. Falta baile, falta diversión y faltan un par de grados para que ese viento fresco que sopla cuando el sol torna en un lejano recuerdo no convierta la primavera en una utopía.

La iniciativa de Syberia Producciones de organizar un festival ecológico tuvo un primer capítulo el sábado con un recorte de bandas cuya convocatoria no alcanza la categoría de festival y con una visita que tuvo la "responsabilidad" de convocar al público: los franceses Air, que debutaron en Buenos Aires de la mano de su disco más reciente, Love 2, y de los clásicos de un repertorio que propone paisajes sonoros tan electrónicos como sugestivos.

Una suerte de parque de diversiones de pueblo, con tres hileras de carpas, se dispuso en el predio de la Costanera Sur. La organización Sustentator aportó su conocimiento y su causa al servicio de una tarea tan noble como ardua: concientizar y dar herramientas para proteger el medio ambiente desde los pequeños actos de cada día, como mantener la canilla cerrada mientras nos lavamos los dientes.

Allí, en la Costanera Sur, entre esa convivencia improbable de torres gigantes que se erigen en Puerto Madero con la reserva ecológica y una villa de emergencia, Aire Bajo la Sombra del Arbol debutó con cierta tibieza en la participación del público, pero con la certeza de que la información es la mejor manera de generar un cambio. Puestos de comidas y bebidas saludables, en un sector; stands de ONG, empresas, fundaciones y el gobierno de la ciudad, en otro, y charlas, talleres, proyección de películas (gentileza del Green Film Fest) y entretenimiento, más allá, conformaron un bloque sólido de acción, de reacción y de instalación de términos como energía renovable, acción sustentable y las tres "r": reducir, reusar y reciclar.

Mientras de los escenarios llegaban la música, en los stands se impartían clases de cocina solar, reciclado de papel y carteras hechas en el momento con el material que utilizan las cadenas de comidas rápidas para su cartelería. Así, quien se interesó pudo aprender sobre las técnicas de Nendo Dango (agricultura natural) y compost (abono orgánico), jugar al memo test en el espacio de Siemens, conocer a las EcoMujeres y adherir a la iniciativa de animanaturalis.org y circos.org : no asistir a los circos que utilizan animales ("los animales no son payasos").

Por la tarde, la música se mantuvo en un segundo plano, pero empezó a tomar protagonismo con la caída del sol.


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